La Estación Meteorológica
de Grazalema
de Grazalema
No
hay ningún grazalemeño que no esté orgulloso de su pueblo y de sus singularidades. Una, característica, es la lluvia. Todos
conocemos lo mucho y bien que llueve. Aunque
los derroteros de la vida nos sitúen a muchos kilómetros de distancia, nos gusta saber “cuanta agua ha caído…” y es tema recurrente
de conversación, en invierno, cuando dos paisanos se encuentran y saludan fuera
de Grazalema.
Pero ¿sabemos algo más de quién, cómo y
cuándo comenzaron las mediciones…?
Después de más de un siglo, muy pocos conocen la pequeña historia de la Estación Pluviométrica de
Grazalema, que así fue su nombre original y que ahora contamos.
Casa que fue de don Cándido Ruiz Ruiz, donde pintó una bóveda celeste para que sus alumnos conocieran el universo a la par que observaban las estrellas |
Cándido Ruiz y Ruiz, grazalemeño nacido en 1866, maestro de instrucción pública, titular de la
Escuela Pública de niños núm. 3 hasta un
año antes de su fallecimiento, ocurrido
en 1926, fue una persona con muchísimas inquietudes culturales, que procuró
poner en práctica.
Una de ellas era conocer la meteorología,
ciencia que por aquél entonces estaba en sus balbuceos y a nivel popular no
interesaba a nadie, salvo a los que afectaba directamente a su trabajo: la
gente de mar -tan lejos de allí- y a los
labriegos; éstos se las apañaban mal que
bien con las cabañuelas, el Almanaque Zaragozano y la tradición de sus mayores.
Juan Gávala |
En las estancias previas en nuestro
pueblo para preparar dicha publicación,
Cándido Ruiz le acompaña en sus idas y venidas por la sierra y le hace
partícipe de sus mediciones “oficiosas” de lluvia, obtenidas con un pluviómetro
comprado por él sobre 1904, que le hacen intuir una pluviosidad especial comparada con su entorno
inmediato. Estas también fueron
mostradas a otro eminente geólogo de la época, José Macpherson, conocido de ambos, que estaba muy interesado
en la meteorología, que también había visitado nuestro pueblo y Sierras,
motivado por estudios que dieron como resultado la publicación de su
obra “Bosquejo Geológico de la provincia
de Cádiz”.
El Sr. Gavala escribe en su obra citada, al reseñar litros de lluvias caídas “… estos datos me los facilita el encargado de la Estación, D. Cándido Ruiz que desempeña su misión con extremada escrupulosidad, conociendo así las cifras colosales…” Se conserva un ejemplar en el que figura la siguiente dedicatoria firmada “A mi amigo D. Cándido Ruiz, a cuyas pacientes observaciones pluviométricas se debe el conocimiento de las lluvias torrenciales de Grazalema…”
El Sr. Gavala escribe en su obra citada, al reseñar litros de lluvias caídas “… estos datos me los facilita el encargado de la Estación, D. Cándido Ruiz que desempeña su misión con extremada escrupulosidad, conociendo así las cifras colosales…” Se conserva un ejemplar en el que figura la siguiente dedicatoria firmada “A mi amigo D. Cándido Ruiz, a cuyas pacientes observaciones pluviométricas se debe el conocimiento de las lluvias torrenciales de Grazalema…”
Aunque es un dato que no puedo confirmar,
es probable que estos dos eminentes científicos, animaran a Cándido Ruiz para
que “oficializara” la Estación, dotada de un pluviómetro y una simple probeta para comprobar
posteriormente la exactitud de la medición.
La primera Tarjeta Oficial emitida es en el mes de septiembre de
1912. Dichas tarjetas, en sus inicios,
además de los datos de precipitación, forma, hora, viento dominante y otros
meteoros observados (granizo, nieve,
rayos etc.) llevaban anotaciones curiosas del tipo “hoy se han visto las primeras
avefrías” … “después de una noche de horrible viento, nos informan de innumerables
daños en árboles en la Ribera…” “ni los
más viejos del lugar recuerdan temporal semejante…”
A la muerte de Cándido, le sucedieron como observadores sus hijas Mercedes, Antonia,
Ana María y finalmente, su hijo Luis hasta su fallecimiento en 1988.
Estas tarjetas se enviaban diariamente por correo al Servicio Meteorológico Nacional
a su sede en Sevilla y posteriormente también simultáneamente a la sede de
Málaga, por la incidencia de las precipitaciones en el comportamiento de los acuíferos de
ambas cuencas hidrográficas. En los años
60 se simultanean con telegramas
oficiales diarios con los datos a
las mencionadas cuencas hidrográficas y
envío mensual de los correspondientes estadillos.
Mediada la década de los 60, y a resultas
de la constante petición por parte de Ana María de una mejora en los aparatos
de medición, dotan a la Estación de un pluviógrafo tropical -de mayor
capacidad- un termómetro de máxima y mínima y un evaporímetro.
Por aquellos años 60, Mariano Medina pone
de moda en TVE la información del tiempo con sus mapas dibujados con tiza. Y el famosísimo barco “K”, situado en medio
del Atlántico que, a falta de satélites, nos avisaba de la llegada de las
borrascas o del anticiclón.
Y a Ana María se le ocurre enviarle los días de lluvia extraordinaria un telegrama
con los datos de precipitación, amorosamente medidos por ella, para que su querido pueblo “saliera en la tele”…
Ana Ruiz |
Hubo fiesta en casa de Ana María y en los
pocos hogares del pueblo que,
incrédulos, vieron y oyeron el nombre de Grazalema en la televisión. Hoy, afortunadamente, lo vemos con
frecuencia en los informativos de todas las cadenas.
La constancia y fidelidad en las
observaciones le valieron a la familia el
reconocimiento del Servicio de Climatología del Servicio Meteorológico
Nacional, que en 1976 en carta de su Jefe dice
“…una de las pocas Estaciones en
España que no ha interrumpido nunca el envío de datos” y en el año 1978 a propuesta del Jefe de
Climatología, le conceden un Premio a la Estación, que Luis Ruiz Dorado
recoge con orgullo en un acto celebrado
en Madrid y al que fue expresamente invitado.
En los años siguientes, cuando las
noticias sobre el tiempo acaparan la atención de todos, era normal que distintos
medios de comunicación contactasen con
Luis, en su casa o en el Ayuntamiento, lugar de su trabajo, para que facilitase
los datos de lluvia, series históricas, curiosidades... Con mal disimulada
satisfacción contaba que, al fin, interesaban los datos que tantos años llevaba pacientemente
anotando su familia.
En
1.988 fallece Luis Ruiz Dorado. Después
de 84 años, de los cuales están documentados sin interrupción alguna 76, ninguno de sus dos hijos puede continuar con
la tradición, al no residir en el pueblo. Por ello, con dolor, le piden al Sr.
Alcalde que el Ayuntamiento se haga cargo de “su” Estación. Así se hizo y así continúa en la actualidad.
Luís Ruiz Navarro
Hola, Luis. Por casualidad llegué a este blog. Me llamo Rafael y mi segundo apellido es Organvídez. Soy natural de Jerez, pero vivo en Sevilla desde 1997. Mi madre se llamaba Mercedes Organvídez Salas, era hija de Antonio Organvídez Ramírez e Isabel Salas Villalón. "Salas" y "Organvídez" son dos apellidos citados en este blog, y me ha hecho pensar que quizá hubiera parentesco muy cercano, pues mi abuelo materno era natural de Grazalema. Sólo quería apuntar que, para mí, Grazalema, es el pueblo de mi ascendencia, y le tengo un cariño muy muy especial. Los Organvídez (escrito de esta forma castellanizada -pues el apellido es de origen vasco-) nos sentimos, al margen de todo, una gran familia orgullosa de su apellido.
ResponderEliminarUn saludo desde tierras sevillanas