domingo, 2 de septiembre de 2012

La Fundación de las "Escuelas del Ave María" de Málaga


 La Fundación de las Escuelas del Ave María de Málaga

A quien desconozca la historia de Málaga, le sorprenderá saber que a mediados del siglo XIX, nuestra ciudad era probablemente la más industrializada de España, gozando de una agricultura y comercio exterior igualmente desarrollados.

En 1.900, la situación se tornó irreconocible, la agricultura se había colapsado años atrás, entre otras causas por las epidemias de filoxera que arruinaron los viñedos. La industria siderúrgica prácticamente desapareció y el comercio se fue reduciendo progresivamente a mínimos insospechables cincuenta años antes.


La iglesia del Ave María, propiedad de la Fundación y dedicada a la Encarnación, ha venido siendo utilizada tanto como capilla de las Escuelas como Parroquia del Barrio de las Delicias.

La repercusión de la crisis económica se dejó sentir con fuerza sobre los sectores sociales más vulnerables. Los Jornaleros agrícolas, pequeños campesinos, obreros industriales y artesanos que no emigraron desde el campo a la ciudad, y al otro lado del Océano, constituyeron la base de una verdadera “economía de la pobreza” que permanecerá hasta bien pasada la guerra civil.


 Una de las claves del éxito de las Escuelas desde sus comienzos fue el compromiso en la alimentación de los alumnos, lo que favoreció evitar el absentismo escolar. En el patio de las Escuelas de Nateras.
En este entorno, la educación de la infancia de las clases más desfavorecidas se encontraba prácticamente abandonada. Con una población de 131.063 habitantes, y un 66.61% analfabeta; Málaga contaba con tan solo 30 escuelas públicas, debiendo de entenderse que una escuela de esa época, venia constituida de ordinario por una sola clase en la que se atendía a todo el alumnado. Esto suponía, según los cálculos efectuados por la profesora Carmen Sanchidrián, en su fundamental trabajo sobre las escuelas, “Las Escuelas del Ave María. Cien años de educación social”, que la administración ofrecía aproximadamente 3.000 plazas escolares. 

Esta escasísima oferta que era, según las autoridades municipales competentes en la materia, más que suficiente por falta de demanda. La realidad era, en palabras de la citada profesora que:


  •  “…no hay más escuelas públicas porque la gente apenas las demanda y no las demanda porque o bien los niños tiene que ganarse la vida y no pueden asistir a la escuela o porque no ven en ella una vía de mejora”. 


Y es que la educación era, en esta época o un privilegio, en el que las clases más pudientes acudían a las más de cuarenta instituciones privadas de enseñanza que existían en la ciudad, o bien una obra de caridad en la que el nombre de “escuela”, escondía en muchos casos obras piadosas destinadas a aliviar la falta de alimentación y vestido de la infancia.


El primitivo "Refugio onocturno"  "Pozos Dulces", germen de las Escuelas del Ave María de Málaga
Son bastante ilustrativas, las circunstancias que acompañaron el alumbramiento de las Escuelas del Ave María en Málaga. Durante los primeros años del nuevo siglo, el sacerdote malagueño don Diego López Linares se encontraba hondamente preocupado por la existencia de una masa de niños vagabundos, que vivían solos por la ciudad, separados de sus padres, deambulando, comiendo y durmiendo como podían en los escalones o en los ojos de los puentes del río.

Siendo hombre especialmente dedicado a los más desfavorecidos, acudió a quienes habitualmente le auxiliaban en sus obras, entre los que se encontraba don José Gálvez Ginachero, para en palabras de don Jesús Corchón:
“… instalar unos dormitorios que él llamó “Refugios nocturnos”, pues verdaderamente solo servían para dormir (…) Esto consistía en que al anochecer los niños iban allí, se les admitía, entraban y don Diego les tenía preparado un café con leche, y un pedazo de pan, y luego a dormir, y por la mañana cuando don Diego acudía aquello ya estaba vacío, se habían ido despertando, y se habían ido y se acabó, pero a la siguiente noche volvían otra vez.”

Podrían haberse contentado los benefactores de este proyecto con mejorar las condiciones de alimentación o vestido de estos niños, asilándolos o beneficiándolos. Sin embargo, la personalidad don José Gálvez, profundamente convencido de la necesidad de promover socialmente a los grupos mas desfavorecidos, no se conformó con esta laudable tarea; sino que insistió en dar un paso más, trasformando el “Refugio” en “Escuela”, proponiendo a Don Diego adherirse al modelo de las “Escuelas del Ave María” que el Padre Andrés Manjón estaba estableciendo con éxito en Granada. Este patronazgo quedó reflejado en el diario del Padre Manjón que refleja como el día 17 de diciembre de 1.904:
“Don Diego López Linares (presbítero) y don Joaquín Bujella (abogado) vienen a Málaga a empaparse en los procedimientos del Ave María para fundar allí bajo la protección de D. José Gálvez. ¡Ave María!”
De vuelta en Málaga, el proyecto no llegaba a concretarse, quizás porque los planes iniciales eran más ambiciosos, estando interesadas numerosas voluntades siempre difíciles de aunar; lo que determinó que Don Diego, que había seguido con el “Refugio Nocturno”, decidiera en 1906 instalar en el mismo local y con los escasos medios de los que disponía las escuelas, contando con la ayuda de don José desde el primer momento,, El doctor Gálvez viendo las carencias del local, le propuso ya en 1907 que se trasladara a una finca propiedad de su mujer en el Pasillo de Nateras, hoy Avda. de Fátima, en donde se instalaron las Escuelas y donde permanecerán hasta su traslado en 1947, a las instalaciones que ahora ocupan en el barrio de Huelín.




Fachadaa y Patio de las Escuelas de Nateras. La enseñanza al aire libre siembre ha sido un referente educativo de las Escuelas del Ave María

El deseo de don José Gálvez de adherirse al modelo de las Escuelas del Ave María no fue casual, pues sus objetivos y en buena medida sus métodos coinciden con su visión social conforme a la doctrina social de la Iglesia.

Tras cien años de discusiones puramente teóricas entre la Iglesia y los movimientos liberales del país, sobre la competencia y las necesidades educativas del mismo; las Escuelas del Ave María surgen constituyendo una auténtica revolución pedagógica de inspiración católica, tanto por sus métodos como por constituir una enseñanza impartida, destinada y dirigida a las clases humildes de la sociedad, en la práctica abandonadas por todos.




Buena parte de su éxito se funda en un pragmatismo, que coincidía con la forma de actuar de don José. Se acomete cada Escuela, y en particular la de Málaga, con los medios de los que se disponen, por escasos que sean, adaptándose siempre a las circunstancias. En esta flexibilidad y capacidad de adaptación se basan muchos de sus inéditos métodos como la enseñanza al aire libre, de la que es pionera. Igualmente antes que plantearse cualquier discusión metodológica, el primer paso de las Escuelas es vestir, alimentar y dar de comer a los niños, consiguiéndose de esta forma interesar a las propias clases desfavorecidas en la escolarización de sus hijos, lo que evita igualmente que los niños estén en la calle.


Los talleres prolongaban la permanencia de los alumnos mas allá de la edad obligatoria y formaban profesional y humanamente


 
Dado que mucho de lo logrado se perdía al abandonar prontamente los niños la educación obligatoria, se promueven talleres que les permitieran aprender un oficio, manteniéndose en las Escuelas hasta una edad superior en la que su personalidad estuviese más formada. Todo ello en un ambiente alegre y profundamente católico, siendo la enseñanza de la religión el centro de su pedagogía.


Virgen Mediadora titular de la Hermandad que radica en las Escuelas

Cuando se le pedía al Padre Manjón que escribiera un reglamento que explicara que eran las Escuelas del Ave María decía: “¿ Sabes lo que es enseñar en el campo, enseñar jugando, enseñar haciendo, enseñar en humano, libre, español y cristiano, enseñar gratis a todo el mundo y enseñar paternal y socialmente, cooperando con los demás educadores. ? Pues si lo sabéis, juntadlo en uno y ya tenéis escuelas del Ave María llevadas hastael ideal”.

Este modelo de Escuela aspiraba igualmente a formar cívicamente, educando hombres completos, que resistiesen las manipulaciones y ataques que provenían de los movimientos liberales y marxistas, especialmente interesados en movilizar a las clases populares en apoyo de sus ideas. En palabras del Padre Manjón:

“Como sin enseñanza no hay hombres completos ni aptos para la vida en un mundo de seres inteligentes y adelantados se impone el deber y la conveniencia de enseñar y enseñar gratis al pobre. Porque en el mundo de los seres morales, las ideas y las inteligencias cultivadas son las que llevan en pos de si a los incultos, donde mas abunden las inteligencias extraviadas, más obligación habrá de preparar a los hombres de porvenir para que no sean éstos las mas indicadas víctimas del error y la maldad por su ignorancia”.
La sincera preocupación por la promoción social y la necesidad de educar ciudadanos católicos era plenamente compartida por don José Gálvez como lo demuestra su participación en la creación del primer Sindicato Católico de Málaga.


Miembros del patronato tras la guerra. El Dr. Gálvez, y el Padre Corchón dos verdaderas instituciones de las Escuelas 
 
Trasladadas las Escuelas a la finca de don José Gálvez en el Pasillo de Nateras, actual Avda de Fátima, seguirá la profunda colaboración entre estos dos grandes malagueños, hasta que en el verano de 1936, don Diego fue arrancado de la pensión donde vivía, pues casa no tenía, quien dio refugio a tantos, para llevarlo al martirio. No andaban muy descaminados don Diego y don José en su deseo de evitar con la educación de los niños que fuesen estos presas del odio que se estaba inoculando a la juventud de España en esos años, cuando don Diego fue detenido y asesinado por uno de sus antiguos alumnos a la sazón Secretario del tristemente famoso Comité de Salud Pública.

Las Escuelas del Ave María en el Pasillo de Nateras,


Sin embargo, las Escuelas fundadas por don José dieron frutos hermosos. Entre muchos destaca el caso de don Jesús Corchón, que tras ser acogido en las Escuelas y acceder al sacerdocio, junto a otros compañeros, colaboró con don José y don Diego, convirtiéndose en la mano derecha de don José Galvez, tras la guerra como Director de las mismas, mientras que don José presidió el Patronato de su fundación hasta su muerte; reconstruyendo las Escuelas y los restantes proyectos que han llevado a las Escuelas del Ave María de Málaga a educar a mas de cien mil alumnos; constituyendo un auténtico referente para la ciudad, hasta el punto de concederle su Medalla de oro en el centenario de su fundación, con el voto unánime y el encomio de todos los grupos políticos de la corporación. Hecho poco habitual en los tiempo que corren y menos cuando se trata de una institución que es y se siente Iglesia, gracias al celo de don José.


Don Jesús Corchón, unido a las Escuelas desde su infancia será alma de las misma hasta su muerte.

Mucho hizo don José tras la guerra, pero eso es otra historia. Hoy las Escuelas del Ave María contemplan los procesos de beatificación de sus dos fundadores don José Gálvez y don Diego López Linares, como estimulo para la continuación de su misión adaptada a los nuevos tiempos y con una gran ilusión, y profundo agradecimiento a la gracia del Señor que los unió y puso en el camino de tantos malagueños.

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