La Iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación de Grazalema. Su creación y construcción
Diego Martínez Salas
Fotos: Miguel Martínez Salas
Fotos: Miguel Martínez Salas
Tras la conquista de Ronda por los Reyes Católicos el 22 de mayo de 1.485, caen
todos los pueblos de la serranía.
Los Reyes Católicos deseaban que las poblaciones que
se fuesen conquistando en esta fase de la guerra de Granada se adscribiesen a la
Diócesis de Málaga, en perjuicio del Arzobispado de Sevilla, que había venido
administrando los territorios que se fueron incorporando a la corona durante
todo el siglo anterior, dado que la sede de Málaga, desaparecida durante la
dominación musulmana y restaurada en 1420, sólo existía a efectos prácticos sobre
el papel.
Los reyes para limitar las ambiciones de la poderosa
archidiócesis hispalense, y mejor organizar los nuevos territorios, conforme a
su visión regalista de la religión y el estado, solicitaron del Papa Inocencio
VIII, una Bula que éste otorgó el 4 de agosto de 1.486 y que les confirió el
privilegio de erigir todas las Mitras, abadías y beneficios eclesiásticos del
Reino de Granada.
Çapilla del S. XVI |
Así, el día 12 de noviembre de 1.487, se erige la
Parroquia de Grazalema (1), si bien el edificio que la albergó debió de existir
desde el mismo momento de la conquista. A esta hipótesis contribuye la
advocación elegida para la Parroquia: “Santa
María de la Encarnación”. Devoción muy querida por los Reyes Católicos y bajo
cuya patronazgo ponían las mezquitas principales de las poblaciones que tomaban
una vez eran consagradas, lo que ocurría de inmediato como primer acto de
gobierno tras su conquista. Igualmente abona esta tesis, el hecho de que la
creación de las primeras parroquias fuese retardada por los reyes a la espera de
la bula citada y el que sólo se erigieran estas parroquias en los
lugares en los que existía población de cristianos viejos.
Así, Grazalema debió estar habitada por un
importante, aunque minoritario grupo de cristianos desde su conquista, como
para justificar la erección de una parroquia. Y ello antes del "repartimiento" efectuado por la Duquesa
de Arcos a partir de 1.501. Repoblación que se suele considerar como el punto de
partida de la presencia cristiana en Grazalema, y que vino motivada por la expulsión de los
moriscos, mayoritarios en la Sierra tras las revueltas originadas por las
políticas de bautismos forzosos y que dejó toda la Sierra bajo mínimos de
población a partir de enero de 1.501.
Las obras de ampliación.
1625-1631
Trasera de la Iglesia. En primer término la nave que debió formar parte de la primitiva iglesia |
Ya en 1.531, figura la Parroquia de Grazalema como contribuyente al Real Subsidio. Impuesto autorizado por Roma al emperador Carlos para financiar sus guerras por su componente religioso y que gravaba las rentas de los sacerdotes que disfrutaban beneficios eclesiásticos y de las hermandades y cofradías.
Por las actas de este impuesto, sabemos que era
Párroco de Grazalema don Bernardo Cumplido y beneficiados de la misma los Rvdos.
Bernardo Saborido y Mediavilla.
También nos indican dichos documentos que existían en la citada parroquia
cuatro hermandades: La de Nuestra Señora
de la Encarnación, la de Nuestra Señora de Gracia, la hermandad de San Lázaro y
la confraternidad de San Antón y San Sebastián. Todas ellas con rentas que las
sujetaban al impuesto y que demuestran una pujante economía, superior a la
media de los pueblos del obispado. (2)
En ese momento, la planta de la primitiva iglesia
debió de coincidir con la nave que hoy ocupan la Sacristía y parte de la nave
de la epístola donde se encuentra la capilla de la Hermandad de Ntro. Padre
Jesús Nazareno.
Para el año 1.625, el templo resultaba claramente
insuficiente para atender a la creciente población, por lo que el Obispado promovió
su ampliación comprometiéndose el ayuntamiento y otros vecinos a contribuir a la
adquisición de los solares necesarios y cuyo precio de compra sumó cinco
millones de reales; abonándose uno con el producto de las limosnas prometidas, asumiendo
el resto la diócesis.
Las obras se
presupuestaron en dieciocho millones de reales, “conforme a las condiciones y planta que el maestro mayor de este
obispado dio en tiempo, siendo gobernador de este obispado el licenciado López
Galindo que la mandó hacer.” (3)
El diseño de la Iglesia se realizó por el arquitecto
Pedro Díaz de Palacio, natural de
Trasmiera (Santander), y Maestro Mayor de la Catedral de Málaga desde 1592.
Túmulo levantado para los funerales de Felipe III en la catedral de Málaga, según diseño de Pedro Díaz de Palacio |
Del autor de los planos de nuestra iglesia sabemos que en 1631 finalizó las obras del Coro de la Catedral de Málaga, ejecutando igualmente las de muelle nuevo de su puerto, y el túmulo levantado en la catedral para los funerales de Felipe III (1.621).
Como responsable de las fábricas menores del
obispado intervino en la conservación y reforma de numerosas iglesias, conforme a un sistemático plan de reparaciones que renovó la mayoría
de los templos del obispado; siendo de sus primeras realizaciones la torre de la Iglesia de
Villaluenga del Rosario, cuyo modelo inspirará mas tarde las de Álora y Grazalema.
De sus realizaciones de más calado se conservan: la
ampliación de las Iglesias de San Juan en Málaga (1620), la Iglesia de la
Encarnación de Grazalema (1625), la de igual título en Álora (1627), la de San
Pedro en Málaga (1629) y finalmente en 1.636 año de su muerte la reforma de la
parroquial de San Pedro en Antequera.
El proceso de ejecución de las obras del Siglo XVII.
Las obras se adjudicaron a Andrés de Balberde que agrupaba a un grupo de maestros albañiles de Grazalema, asociados
para su ejecución y entre los que se encontraban Miguel Navarro, Esteban
Rodríguez Castellano, Francisco de Alba y Antonio de León. (4)
Osario realizado en 1628 |
“Que
la armadura de la parte donde está el relox se quiten dichas alfardas (vigas) que
están podridas y se hechen otras tantas nuevas. Que se levante la armadura de
la nave de en medio una vara y media (1.35 metros aproximadamente ) porque está muy baja y con la nave nueva se
tapan las ventanas y queda muy oscura. Que la nave vieja se levante una vara (0.83
metros) conforme a la nueva, y la puerta
que está en la de la nave vieja se alce y se le hagan dos gradas a la parte de
la calle. Que se hagan lucir las testeras de las naves viejas y por la parte de
afuera por los daños que les hacen las aguas. Que se haga un ossario donde
estén recogidos los guesos. Que se haga un aposento junto a la sacristía y en él
una escalera para la torre. Que se realicen las obras de la sacristía fuera de
la nave nueva que está mandada hacer para que la dicha nave quede más capaz y
que la dicha sacristía sea a costa de dicha villa”.
Puerta del Perdón en el Callejón del mismo nombre |
Esta falta de entendimiento debió agravarse con el
fallecimiento de Andrés de Balberde que representaba a esta peculiar Unión
temporal de maestros albañiles, y que debió incluso de generar graves
desconfianzas entre los socios, que se atisban de la lectura de la documentación conservada. Todo este
cúmulo de circunstancias desembocó en la paralización de las obras.
Tras tres años de suspensión, las obras se van deteriorando hasta el extremo de poner en peligro la misma conservación del edificio, lo que determinó a Gonzalo de Salas, beneficiado de la Iglesia de Grazalema a escribir el 7 de julio de 1.631, al Gobernador del obispado, en su propio nombre y en el de todos los sacerdotes de Grazalema, diciendo:
Tras tres años de suspensión, las obras se van deteriorando hasta el extremo de poner en peligro la misma conservación del edificio, lo que determinó a Gonzalo de Salas, beneficiado de la Iglesia de Grazalema a escribir el 7 de julio de 1.631, al Gobernador del obispado, en su propio nombre y en el de todos los sacerdotes de Grazalema, diciendo:
“… que dicha Iglesia tiene mucha grande
necesidad de que los texados se recorran (cubran) de nuevo pues la madera se va pudriendo por
la mucha agua que le cala. Que el suelo de la iglesia se ensole porque no hay
un solo ladrillo en toda ella y como es fuerza el barrer por el mucho polvo que
tiene se van descubriendo los huesos de los difuntos. Que la torre se acabe.
Por no estarlo, la sacristía que está abajo, en hinbierno es una laguna de
agua. Que el coro alto se haga, y en las ventanas se pongan rejas por seguro y
se les hechen eserados por los muchos aires que por aquí corren y el peligro de
que estando celebrando se corre. Que se acabe de enlucir la obra y iglesia y
acabar con todo lo que está mandado hacer por Decreto (…) que no es cosa alguna
más que de lo que está mandado hacer y que de no reparar la obra y la iglesia
corre peligro toda la obra que tiene y se ha hecho que es la mejor y de más buenos
materiales que hay en todo el obispado y sea lástima que se pierda que es lo
que nos mueve a suplicarle.”
La carta surte el efecto deseado y el Obispado,
ordena tres días más tarde que se continúen las obras.
Es probable que en ese momento amenazase a los maestros albañiles con prescindir de ellos y sustituirlos por otros, si no se reiniciaban las obras, pues el día 21 de julio de 1.631, Diego Rejón, comparece en nombre de los maestros albañiles y de sus fiadores ante el escribano de Grazalema Francisco Merodio, manifestando al Obispado que sus representados:
Es probable que en ese momento amenazase a los maestros albañiles con prescindir de ellos y sustituirlos por otros, si no se reiniciaban las obras, pues el día 21 de julio de 1.631, Diego Rejón, comparece en nombre de los maestros albañiles y de sus fiadores ante el escribano de Grazalema Francisco Merodio, manifestando al Obispado que sus representados:
“…la quieren proseguir con que se le de alguna alguna ayuda de coste para acabarla
pues mis principales han gastado lo que se le ha dado hasta ahora en demasía y
queda otro tanto por hacer (…) y de otra
forma no se de permiso a persona alguna para que le haga y fenesca (terminen)
atento a que mis principales están prestos a hacerlas. Pido a S.Sª así comande y se tasen las obras
demasías y se paguen a mis principales como cosa distinta de la obligación de
lo hecho”.
El obispado accedió a lo solicitado, ordenando la tasación de las obras pendientes lo que
realizó el 21 de agosto el canónigo Trinidad Rodríguez de Soto, entregándoseles
a cuenta de las obras pendientes de ejecutar tres millones de ducados previo
afianzamiento de dicha cantidad que prestaron, Alonso Trujillo, Miguel Navarro,
Esteban Rodríguez e Isabel de Lopera Viuda de Andrés de Balberde.
Reiniciadas las obras, Francisco de Alba y Antonio
de León comunican al Gobernador de la Diócesis que las han acabado a la
perfección el 13 de diciembre de 1631, pidiendo que se proceda a su tasación.
Descripción del templo
La nave central aprovecha su mayor altura para abrir lunetos que facilitan su buena iluminación. El edificio se sostiene con pilares de planta cuadrada achaflanadas en sus esquinas con basamento de piedra. El crucero y las cabeceras de las naves laterales se cubren con cúpulas sobre pechinas realizadas probablemente en el Siglo XVIII, siendo la cabecera de la nave central de testero plano, sin ábside.
Tapiado de la puerta de la nave del evangelio |
Originariamente tuvo cuatro puertas. Una de ellas, en la nave de la epístola era conocida como la Puerta del Perdón, por ubicarse en la callejuela del mismo nombre, (así denominada por ser el camino usado para pedir el Viático). Dicho acceso fue tapiado tras la guerra civil y su decoración aún es visible. Otra estuvo en la nave del Evangelio, y solo podemos adivinar su ubicación por el tosco parche realizado para su tapiado.
Las dos puertas actuales son de estilo toscano con
piedra de la sierra, y han inspirado el estilo general de las portadas de toda la
villa. En cuanto a la torre es bastante original su forma y división en tres
secciones rematadas por un cuerpo de
campanas de sección inferior a la base para dar paso a una barandilla, y cuyo
modelo ha inspirado la actual de la parroquia de Villaluenga.
La iglesia en su parte más antigua, (probablemente los restos de una torre del S. XVI), se une con la casa rectoral con un algorfa que permite el paso de una calle, así como que la iglesia permanezca exenta de toda edificación. Cabe sólo pensar si la forma en codo del paso que a que da lugar la algorfa y su cercanía a las antiguas fortificaciones, no son sino la perpetuación con nuevos edificios de las antiguas estructuras construidas para las defensas de los accesos al caserío musulmán, como parece indicar el nombre de la calle donde se encuentra: "Puerta de la Villa". Todo lo cual nos lleva a la necesidad de plantearse la práctica de algunas excavaciones arqueológicas que nos permitan comprender mejor el templo y la configuración del caserío musulmán.
Restos de la antigua Iglesia del S. XVI y de su posible torre |
Contrafuerte |
Algorfa que comunica la sacristía con la casa rectoral |
¿ Servía esta algorfa como puerta de la villa como parece recordar el nombre de la calle ? |
Las obras del Siglo XVIII
Durante el resto del siglo XVII y el XVIII, se procede al enriquecimiento de su interior, sobre todo de la mano de las pujantes hermandades que allí se encuentran establecidas: Hermandad de las Ánimas, Santísimo Sacramento, Dulce Nombre (Ntro. Padre Jesús), Nuestra Señora del Rosario, Corazones de Jesús y María, y de Ntra. Señora de la Soledad o de los Dolores. Sin embargo, el paso del tiempo y lo inhóspito del clima grazalemeño provoca que la techumbre comience a arruinarse por lo que en 1.784 se pide al Obispado permiso para proceder a su reparación así como para bendecir las nuevas campanas de la Torre (6). Dichas obras debieron igualmente de alcanzar a la Sacristía que debió de trasladarse a su ubicación actual, haciéndole perder su configuración original.
El
día 3 de mayo de 1810 los franceses realizan una operación de castigo contra
Grazalema, reduciendo a cenizas tres cuartas
partes de la población, quedando asoladas las mejores casas, y todas las
producciones de lana, aceites, tocinos y demás que componían la subsistencia de
sus vecinos, quedando todos en la mayor miseria (7)
Sabíamos que la Iglesia de la Encarnación fue afectada
por dicho ataque, y que su archivo y probablemente la sacristía fueron
destruidos, pero no conocíamos el alcance real de los daños hasta que recientemente el
historiador serrano Jesús Román Román, dio con un documento en el Archivo
Histórico Nacional en el que se solicitaba de la Regencia autorización para la
reparación del templo y donde se daba cuenta de cómo el día 10 de agosto de 1810, se reunió el Cabildo de la
Iglesia Parroquial integrado por el Dr. D. Gregorio Mateos beneficiado de la Parroquia, D.
Antonio Naranjo Cura ecónomo de la misma, D. Diego Atienza Mariscal y D. Roque
de Pomar,
Alcaldes Ordinarios de Grazalema y el Ldo. Dr. Tomás Pérez, D. Bartolomé Díaz, D. Juan
Carrasco, D. Alonso Melitón Vázquez, D. Antonio Ruiz y D. Antonio Cazaya, en su
calidad de Mayordomos de las Hermandades de las Ánimas, Santísimo, Rosario,
Soledad, Aurora, Veracruz y Ángeles, “…ante la situación en la que se encontraba
la techumbre y ante el peligro que corría el templo de cara al invierno que se
aproximaba, (…) para tratar el asunto de la financiación de las obras de
restauración del techo o media naranja de
“la Iglesia de la Encarnación que había quedado reducido a cenizas por la crueldad y
perfidia de los franceses como resultado de la obstinada resistencia que aquellos vecinos le pusieron el día 3 de mayo”
En dicha reunión se hizo constar como su techo, los retablos, el vestuario
y los vasos sagrados estaban convertidos
en cenizas, por lo que era urgentísimo, al menos, arreglar su techumbre
para que el templo sirviera de nuevo para las funciones sagradas, ya que hasta
ahora se estaban realizando en la ermita
de la Aurora en la que apenas cabía la décima
parte de las almas.
Continúa contándonos Jesús Román que
los asistentes a la reunión expresaron como no se podía esperar a que la
restauración se hiciera por los fieles de la iglesia porque notaban menos piedad y devoción y esto
retrasaría mucho la obra, sin que tampoco fuese posible contar con los
fabricantes de paños debido a las pérdidas que habían tenido por los saqueos e
incendios. Ante esta
coyuntura decidieron según el citado historiador:
“que
serían las Hermandades grazalemeñas las que con sus propios fondos llevarían a
cabo la restauración para que no se arruinara su suntuosa fábrica valorada en cuarenta
mil pesos. Para ello las Hermandades pondrían sus fondos en uno común así
como el valor de la plata que todavía poseían y que habían logrado salvaguardar
de la rapiña napoleónica.
Los
fondos provenían de las fincas, censos, limosnas, etc. que estas Hermandades
poseían”.
Remitida la solicitud para obtener
la licencia de las obras al Consejo de la Regencia en Cádiz, aprobó éste el 18
de septiembre de 1810 la restauración, recomendando que la dirección de las
mismas fuesen dirigidas por un arquitecto de la Real Academia de Bellas Artes
de San Fernando, si bien desconocemos quien fuera el elegido si es que en las circunstancias en las que vivía el país se llegó
a contarse con él. (8)
Las obras debieron de limitarse a la
reparación de las cubiertas del templo y de la sacristía que ardió junto a su
archivo, dada la estrechez económica, aunque la piedad de los grazalemeños y sus
hermandades hicieron que pronto volvieran a recuperarse el mobiliario, las
imágenes, los retablos y los ornamentos
del templo, una vez finalizó la contienda y que subsistirán hasta los sucesos de 1936 en los que si bien el
edificio no sufrió daños, “...fueron
destruidos e incendiados el órgano, armónium, retablos, tablas pictóricas,
telas, tapices, imágenes de talla, vasos sagrados, ornamentos, una verdadera
riqueza, admiración de todos lo que las conocieron” según reza el informe
oficial levantado por el arcipreste de Grazalema tras la guerra. (9)
NOTAS
(1) Guede Lisardo. Historia de Málaga (1) Parroquias y
anejos. Pag. 226.
(2) Archivo Catedral de Málaga. (ACM) Leg. 31 pz 2 fols
35 y s.s.
(3) ACM Leg. 552.
(4) Ibidem.
(5) Ibidem.
(6) ACM. Leg.645. Pieza 14.
(7) ROMAN ROMAN JESUS. La Guerra de la Independencia en Grazalema. Artículo publicado en la obra colectiva “.Estudios sobre la Guerra de la Independencia Española en la Sierra de Cádiz. Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía. Dirección General de Administración Local, 2012, págs. 269-282.
(7) ROMAN ROMAN JESUS. La Guerra de la Independencia en Grazalema. Artículo publicado en la obra colectiva “.Estudios sobre la Guerra de la Independencia Española en la Sierra de Cádiz. Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de Andalucía. Dirección General de Administración Local, 2012, págs. 269-282.
(8) Archivo Histórico Nacional. CONSEJOS,
12005, EXP. 69.
(9)
Archivo
Diocesano de Málaga. Caja 371.
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