La Guerra de la
Independencia en Grazalema
(1810-1812)
Jesús Román Román
1.
Introducción.
Las
tropas napoleónicas no pudieron invadir Andalucía en julio de 1808 al ser
derrotadas en la famosa batalla de Bailén por el ejército del general Francisco
Javier Castaños, capitán general del Ejército de Andalucía. Andalucía quedó
libre de la presencia de las tropas invasoras hasta enero de 1810. El punto de
inflexión se dio tras la aplastante derrota española el 19 de noviembre de 1809. El
ejército español al mando del general Aréizaga fue destrozado por las fuerzas
francesas dirigidas por el mariscal Soult. Ante este hecho lo que quedaba del
Ejército del Centro se replegó a Sierra Morena. A lo largo de este extenso
frente, que ocupaba algo más de 150 kilómetros, se organizó un último intento
de resistencia por parte de los restos del ejército español derrotado en Ocaña.
Las pocas fuerzas españolas que se enfrentaron al poderoso ejército francés
fueron derrotadas y dispersas el día 20 de enero de 1810. A partir de esta fecha las
tropas francesas avanzaron hacia las principales capitales andaluzas y en sólo
15 días Andalucía quedó ocupada por las águilas napoleónicas. Las tropas del
mariscal Sebastiani entraron el día 23 de enero en Jaén. Ese mismo día el general
Víctor entró en Córdoba. Sebastini llegó a Granada el 28 de enero y el 5 de
febrero entró Málaga. Víctor llegó a Sevilla el 1 febrero, capitulando ésta y
permitiendo con esta acción que el único cuerpo militar que quedaba en pie, el
del Duque de Alburquerque, pudiera alcanzar Cádiz. El 5 de febrero de 1810 las
tropas del general Víctor comenzaban el asedio a la capital gaditana.
Durante
el avance arrollador de las tropas napoleónicas por Andalucía la Serranía de
Ronda se llenó de dispersos(1)
que intentaban llegar al Campo de Gibraltar. Este punto había sido designado
por las autoridades militares como lugar de reunión de las tropas españolas en
caso de derrota ante las fuerzas francesas(2). Por
su parte, las tropas francesas no tardaron en aparecer por la Serranía
rondeña. El día 3 de febrero se avistó en Villamartín por el camino de Sevilla
a los primeros soldados franceses, del 2º Regimiento de Dragones Imperiales,
que descansaron en Villamartín partiendo a la mañana siguiente por el camino de
Bornos(3). A mediados de febrero las plazas más importantes de la
Serranía de Ronda estaban ocupadas por las tropas francesas. Ronda, capital de
la comarca serrana, había caído sin prestar resistencia el 10 de febrero a
pesar de contar con unas formidables defensas y con 4.000 hombres del derrotado
ejército de Sierra Morena. Las autoridades rondeñas capitularon ante las tropas
francesas al mando del coronel Vinot por miedo a un largo asedio(4).
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Grazalema, plano de Tomás López, 1780. Biblioteca Nacional de España. |
Grazalema, a principios del siglo XIX, era una de
las localidades más importantes de la Serranía
de Ronda y la más destacada de las Cuatro Villas, con
las que compartía término y jurisdicción. Esta importancia era debida
sobre todo a su pujante industria manufacturera que propiciaba a su vez
el auge de la ganadería –cría de oveja merina–, cuyos productos, mantas
y paños realizados en lana pura, tenían salida en el mercado nacional e
internacional ya que incluso se exportaban a Hispanoamérica. El censo de
Floridablanca publicado en 1787 exponía que Grazalema contaba en esa
fecha con 7.382 habitantes, con una economía mayoritariamente industrial
ya que disponía de 700 artesanos y 300 fabricantes frente a 450
jornaleros y 40 labradores(5).
Grazalema era una villa de señorío perteneciente a
la casa ducal de Arcos. La muerte de Antonio Ponce de
León, XI duque de Arcos, sin descendencia, hizo que la casa ducal de Arcos
pasara a la jurisdicción de la de Osuna en la figura de su prima María Josefa
Alonso Pimentel Téllez Girón, condesa de Benavente y duquesa de Osuna. Ésta
conservaba la potestad de nombrar al corregidor así como a otros cargos
administrativos, además poseía en la villa a un administrador encargado de
velar por los intereses de su señora(6).
2.
Grazalema ante los invasores franceses: las primeras operaciones de la partida
de Andrés Ortiz de Zárate, El Pastor.
Andrés
Ortiz de Zárate acaudilló en un primer momento las partidas guerrilleras que se
formaron en el sector occidental de la Serranía de Ronda en 1810(7).
Ortiz de Zárate era un profesor de matemáticas, autor de la obra Aritmética
para Comerciantes,
que había servido a finales del siglo XVIII durante dos fases diferentes en el
ejército enrolado en el Regimiento de Infantería de Asturias, al que se
incorporó con sólo 16 años. Destacó en su lucha contras las fuerzas invasoras
francesas en la provincia de Alicante, donde residía cuando fue invadida la
península en 1808, y posteriormente en la Serranía de Ronda y Campo de
Gibraltar en 1810. Establecido en la colonia británica de Gibraltar por
mediación del gobierno de ésta a principios de agosto de 1809, se dedicó a la
enseñanza hasta la invasión de Andalucía por las fuerzas del mariscal Soult(8).
El 10 de febrero salió de la colonia británica con el cometido de animar
a los pueblos de la Sierra y comarcanos.
El
primer encuentro de las fuerzas serranas con fuerzas militares francesas en
Grazalema se produjo el 15 de febrero de 1810. Días antes se habían sublevado
contra la ocupación napoleónica los vecinos de El Bosque. En esta primera
operación, que tuvo como escenario Grazalema, resultó herido por parte francesa
el teniente Péthion, del 21º de Dragones(9).
El
28 de febrero pasó por Grazalema parte de la comitiva regia que estaba en
camino desde Arcos hasta Ronda(10). El 27 de febrero el rey José I
había salido de Arcos llegando ese mismo día a El Bosque donde la comitiva se
detuvo y pasó la noche. El 28 se pusieron en camino dividiéndose el cortejo en
dos. Una parte, donde iba el monarca, tomó el camino hacia Zahara de la Sierra
y la otra tomó el camino hacia
Grazalema; en esta última iban el amigo y superintendente de la Casa
Real, Miot de Mélito y el ministro de la Guerra, Gonzalo O´Farrill. Así
describe Miot de Mélito los paisajes que se encontró hasta Ronda:
"El 28 de febrero, de El Bosque a Ronda.
Al salir de El Bosque, entramos en las montañas. Los caminos se vuelven
sumamente difíciles y en algunos lugares peligrosos. Reunido con algunos
compañeros de viaje, entre los cuales estaba el Sr. O’Farill, seguí la ruta más
corta, mientras que al rey lo hacían desviarse dos leguas, para evitar los
pasajes más arduos. Pero nos encontramos metidos en dificultades bastante
grandes de las cuales nos costó trabajo salir adelante. Sin embargo, fuimos recompensados
de nuestro cansancio por la belleza de los sitios que se presentaban ante
nuestros ojos. El camino que habíamos tomado nos condujo a la cima del monte
San Cristóbal, el más alto de esta cadena, conocida bajo el nombre de sierra de
Tolax. Este monte es la primera tierra de Europa que se divisa sobre las costas
de España, al llegar de América y se puede estimar su altura de 1.000 a 1.200
metros por encima del nivel del mar, pero el puerto por el que pasa el sendero
que seguíamos solo tenía 600 metros. Desde este puerto por el que traspasamos
el umbral que separa la vertiente de las aguas al Océano de la que las lleva al
Mediterráneo, descubrimos a lo lejos, a doce o quince leguas de distancia, las
montañas de Gibraltar, el estrecho, y al fondo del cuadro, las costas
africanas. A partir del puerto, comenzamos a descender, y después de una ruta
larga y trabajosa, llegamos, por fin a Grazalema, pequeña ciudad situada en
medio de estos desiertos. No obstante, está muy poblada y esconde varias
manufacturas de manta de calidad mediocre, pero de gran venta y cuyo consumo se
ha extendido mucho. De Grazalema a Ronda, el país se embellece un poco, sin
embargo, no notamos allí ninguna cultura, sino hermosos bosques de corcho, cuya
corteza es un objeto de comercio(11).
A
principio de marzo se hicieron cargo de las partidas guerrilleras del sector
occidental de la Serranía de Ronda los capitanes ingleses Cauley y Michell,
actuando como secretario de dichos capitanes Andrés Ortiz de Zárate(12).
Durante el periodo que operan bajo el mando inglés las partidas de guerrilleros
realizaron diversas acciones contra las fuerzas invasoras francesas.
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Andrés Ortiz de Zarate |
El
11 de marzo entró Ortiz de Zárate en Grazalema donde según él, sus tropas la
levantaron y reunieron más gentes. A su entrada
medió y tomó parte en las diferencias que había entre las autoridades
grazalemeñas y el pueblo. Además para evitar el
exterminio de aquellas fue también preciso relevarlos de sus
empleos, poniendo otros en su lugar que eligió el mismo
vecindario. Las máximas autoridades de Grazalema en
aquella época eran Diego Atienza Mariscal, alcalde, su compañero Roque de Pomar y el escribano del ayuntamiento José Gil Atienza,
que era primo de Diego Atienza, a los que Ortiz de Zárate acusaba de traidores:
Como sólo se habían ocupado en delatar a
los buenos Españoles, para que
los franceses lo mataran, cuando entré en esta Villa el 11 de marzo de
1810, por habernos faltado a dar raciones que se les habían
pedido dos días antes, y
habernos engañado (…) Por todo lo dicho, se alarmó toda la gente
contra ellos y los querían matar, y a un señor que allí había que
decían que había sido
secretario de Murat (…) tomé la determinación de separarlos de
alcaldes y que el pueblo eligiese otros a su gusto y así se
verifico, dándole yo mismo la
varas en nombre de Fernando séptimo, Rey de España e Indias
y con esto quedó todo sosegado (13).
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Grazalema. Dibujo de Lady Louisa Tenison, 1853 |
Desde
Grazalema marcharon el día 13 hacia Ronda, donde entraron tras haber sido
tomada el día anterior esta ciudad por las fuerzas españolas enviadas por el
brigadier Francisco González Peinado(14) y el jefe de Escuadra y
comandante de la Serranía José Serrano Valdenebro(15). El 14 estaban
de vuelta en Grazalema de donde salieron para El Bosque. El 17 regresaron a
Grazalema, donde permanecieron hasta el 25 de marzo. Este mismo día Zárate
partió de Grazalema hacia Gibraltar escoltado por 30 hombres para solicitar al
teniente general Adrián Jácome, comandante general del Campo de Gibraltar, que
lo nombrara jefe de las partidas que hasta ahora dirigían los capitanes
ingleses Cauley y Michell ya que corrían rumores de que estos capitanes se
retiraban a Gibraltar. El 30 de marzo fue autorizado por el general Jácome para
acaudillar los pueblos que lo había aclamado. El
4 de abril de 1810 se reunieron las
Cuatro Villas en la de Ubrique y reconocieron a Ortiz
de Zárate, El Pastor, como
Gefe [sic] de ellas
en virtud de la presentación formal que
les hizo de su superior nombramiento(16).
3.
Los franceses entran a sangre y fuego en Grazalema.
En
poco menos de un mes Grazalema fue atacada dos veces por las tropas francesas.
La primera acción tuvo lugar los días 6 y 7 de abril de 1810. Esta acción
estuvo precedida de un bando dado por el coronel y gobernador militar de Ronda,
Beaussain, el día 6 en el que instaba, bajo amenazas, a la rendición:
Soy mandado a esta Serranía para
incendiar, talar, y hacer castigar a unos furibundos malvados que después de
una sumisión falsa, han vuelto a tomar las armas. No encuentro que culpables y
así me veo destinado a hacer correr ríos de sangre: que no puedo yo hacer
recaer todo el cargo de la venganza que vuestra conducta os ha merecido sobre
el Cauley, ese cobarde inglés, que luego que vio que iba a ser envuelto entre
las columnas que marchan sobre nosotros ha tomado la fuga y se ha retirado a
Gibraltar, pero si para mañana no os restituís a vuestros hogares baxo las
autoridades, y entregáis las armas y municiones, ya no tendré compasión de
vosotros(17).
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Uniforme del 2º francés de Húsares de guarnición en Ronda |
Pocas
horas después una columna de la guardia móvil formada por 3.000 soldados
franceses enviados por Beaussain atacó Grazalema. Al tener noticias por las
justicias de Villauenga de esta acción Ortiz de Zárate dispuso la salida
inmediata de sus hombres que se encontraban en Ubrique. Al llegar a Villaluenga
salieron a recibirle el alcalde de la villa, el escribano, José Castañeda, y un
beneficiado de Ronda que se encontraba en dicho lugar dándole la noticia falsa
de que el ejército francés se había retirado de Grazalema. El creer cierta esta
noticia y la fuerte lluvia que caía ese día hicieron que se detuvieran en
Villaluenga, enviando para Grazalema al natural de esa villa el teniente
Atanasio Gallardo, comandante de caballería, con unos 50 hombres vecinos de la
misma. A las dos de la tarde recibió por parte del guardia de Corps Francisco
García la noticia de que las fuerzas francesas habían entrado en Grazalema y la
batían fuertemente.
Ante
esto mandó formar inmediatamente a su partida y se encaminó para Grazalema
dividiendo sus fuerzas en tres grupos, el primero con 20 jinetes al mando de
Juan de León para que reconociera el sector de la derecha camino a Grazalema,
otro formado por 200 infantes al mando del capitán Joaquín de Mora para que
reconociera los sectores centro e izquierda de dicho camino, y el tercero con
Ortiz de Zárate rezagado con 100 infantes y 60 jinetes a su mando. Al llegar
cerca de Grazalema, en el lugar denominado Puerto de las Cruces, Zárate observó
cómo las partidas que había enviado en avanzadilla se habían dispersado por las
montañas, lo mismo hizo parte de su tropa ante el temor que les causaban las
tropas francesas. Ante esta actitud, Ortiz de Zárate decidió internarse hasta
cerca de Grazalema para saber con cuántas fuerzas contaba el enemigo. Zárate las
valoró en 2.000 soldados de infantería y 50 de caballería. Grazalema estaba
parcialmente tomada y sus vecinos, junto a 200 patriotas y dispersos al mando
del teniente de Caballería Marcos Morales, se defendían casa por casa(18).
Zárate acudió en su ayuda con las restantes fuerzas leales que le quedaban,
entre las que se encontraban el comandante grazalemeño Atanasio Gallardo,
Manuel Pinero, Pedro Ramírez El Cristo,
de Jimena, y su hijo Gabriel Ramírez, mientras las partidas que se habían
retirado a las montañas próximas hacían fuego contra las tropas francesas. Ante
esta situación, con unas fuerzas francesas que le cuadriplicaban en número y
defendidas en la villa que habían tomado parcialmente, decidió retirarse a
Benaocaz.
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Vista actual de Grazalema. Foto de Jesús Román |
Desde
allí envió peticiones de ayuda a diferentes pueblos y partidas. Remitió oficios
a Francisco Toledano y a Miguel López, que estaban apostados con fuerzas a su
mando en diferentes lugares de la Serranía. Igualmente envió un oficio al
corregidor de Ubrique para que tuviera preparada una partida de paisanos a
primera hora de la mañana. También mandó oficios a los pueblos de Algodonales,
Puerto Serrano y Montellano para que acudieran en ayuda de la población
grazalemeña por la parte opuesta a la que él estaba.
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Balas de plomo de los combates recogidas en las laderas del calvario. Foto: Francisco Diánez |
Al despuntar el alba de la mañana
del 7 de abril reunió las tropas solicitadas y las dividió en dos grupos. Uno
de ellos, al mando de Miguel López, se dirigiría a Grazalema a través del
Puerto del Boyar, y el otro grupo, al mando de Ortiz de Zárate, a través de la
Manga de Villualenga trataría de alcanzar la población por su parte baja. Antes
de ponerse en camino supo que las tropas francesas habían abandonado Grazalema
y marchaban para Ronda con prisioneros grazalemeños y cargadas de un opulento
botín obtenido tras el saqueo de la villa(19). Según Zárate, en
Grazalema los franceses tuvieron 81 bajas, entre ellos su general que murió a
manos de un muchacho, y más de 200 heridos(20). Por parte española
hubo tres patriotas muertos y algunos heridos. El
Pastor añadió además que las tropas francesas mataron
algunos ancianos y mujeres(21). Por su parte, las fuentes francesas
indican que las tropas al mando de Beaussain causaron 20 muertos a las fuerzas
españolas en Grazalema. Así lo recoge la Gazeta de Madrid del día 24 de abril
de 1810:
El 7 del corriente Mr. El coronel
Beaussain llegó a Grazalema, en donde se habían reunido y fortificado todos los
insurgentes de aquellas sierras. Se les atacó al punto y 20 de estos
desdichados fueron muertos, y los demás tuvieron que someterse. Este último
partido han tomado todos los pueblos de aquella parte de Ronda. La víspera de
este acontecimiento un cuerpo de insurgentes de 1500 hombres fue igualmente
dispersado y destruido(22).
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Albert-Jean-Michel de Rocca.
Recoge en sus Memorias el
ataque a Grazalema.
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En poco menos de un mes las tropas
francesas atacaron de nuevo Grazalema. Esta vez fue castigada con
mayor dureza. El día 3 de mayo fue enviada una división francesa de tres
regimientos de infantería de línea a Grazalema(23) que tras
la retirada de Ortiz de Zárate, a finales de abril, se hallaba
defendida por 150 guerrilleros al mando de Miguel López(24).
Estos guerrilleros y parte de la población grazalemeña se
defendieron del ataque francés refugiándose en las casas que rodeaban
la plaza que daba entrada al pueblo y en la iglesia de la Aurora, situando
colchones en las ventanas para amortiguar el fuego enemigo. Como
refleja Albert-Jean-Michel de Rocca en sus Memorias,
al llegar a la plaza la avanzadilla de las tropas, compuestas por
doce húsares del 10º Regimiento y cuarenta tiradores, (…) fueron
alcanzados por el fuego que salía al
mismo tiempo de todas las ventanas. Murieron allí, y del mismo modo, todos
los que fueron enviados a adueñarse de la
plaza, sin causar daño alguno a los enemigos(25).
A pesar de ello Grazalema tuvo que capitular. Más de 1.800
soldados franceses entraron saqueándola. González Peinado expone que en
menos de 24 horas los franceses redujeron a
cenizas tres quartas partes de la población
quedando asoladas las mejores casas, y
todas las producciones de lana, aceyes, tocinos
y demás que componían la subsistencia de sus vecinos, quedando todos
en la mayor miseria(26).
Los franceses quemaron la Casa Capitular con el archivo municipal y la iglesia de la Encarnación,
que posteriormente sería reconstruida. Según Serrano Valdenebro,
a partir de este momento Grazalema se sometió
forzadamente y
faltándonos tropas y medios para cubrirlo se ha mantenido en un
género de neutralidad o precaria sumisión
al enemigo(27).
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10º de Húsares |
Este
ataque francés a Grazalema fue motivo de confrontación entre las autoridades
militares que defendían la zona. Así el brigadier González Peinado hizo recaer
la culpa del saqueo de Grazalema sobre Ortiz de Zárate El
Pastor al que acusaba de no haber defendido con
su tropa a Grazalema:
Recibida noticia de la catástrofe
acaecida en Grazalema el día 3 [de mayo],
de que hasta entonces nada había sabido, de modo que me llenó de
sentimiento e indignación (…) Lo
más sensible para mí, fue haber sabido que esta
dolorosa escena pudo haberse evitado si el llamado Pastor, que ofreció
a aquella villa toda su protección, no se hubiera hecho sordo a
los repetidos clamores que le
dirigieron, con noticias ciertas de que el enemigo se acercaba,
teniendo él a sus ordenes sobre 800 hombres, con los quales se
desvió de aquellas
inmediaciones(28).
Por
el contrario, Ortiz de Zárate se defendía diciendo que en ese momento él se
encontraba en Gibraltar sin tener mando ni gente y
hacía recaer la culpa en el general Valdenebro y el brigadier González Peinado que
por fuerza querían mandar donde
los odiaban todos. Según
Zárate ese fue el motivo por el que él abandonó la Sierra. Aun así, recalca que
dejó en el territorio que él dominaba como partidas móviles a 80 jinetes y
1.636 guerrilleros más otros 378 jinetes y 1.154 guerrilleros que debían
permanecer fijos en los diferentes pueblos que formaban el área controlada por
Zárate pero que la falta de munición, provocada por las acciones de Peinado y
Valdenebro, dificultó la defensa de esta zona que quedó a merced de las tropas
napoleónicas(29).
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Iglesia de La Aurora,
baluarte donde se
defendieron los
grazalemeños del ataque
francés. Foto: Jesús
Román
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Lo
cierto es que las rencillas entre las autoridades militares que defendían este
sector de la Serranía de Ronda propiciaron que las tropas francesas tuvieran
mayor facilidad a la hora de atacar a los pueblos que estaban integrados en
este sector.
4. La restauración de la
Iglesia de la Encarnación en 1810.
Como
hemos comentado anteriormente, la iglesia de la Encarnación fue destrozada
durante el ataque francés a Grazalema el 3 de mayo de 1810.
El 10 de agosto
de 1810, ante la situación en la que se encontraba la techumbre y ante el
peligro que corría el templo de cara al invierno que se aproximaba, se reunió
el cabildo de la Iglesia Parroquial para tratar el asunto de la financiación de
las obras de restauración del techo o
media naranja de la Iglesia de la Encarnación que había quedado reducido a cenizas por la crueldad y
perfidia de los franceses como resultado de la obstinada resistencia que aquellos vecinos le pusieron el día 3 de mayo(30);
igualmente se pretendía comprar cuatro cálices, patenas, cucharitas y un copón para beneficio y alivio de aquellas almas.
Dicho cabildo estaba compuesto por los curas beneficiados, alcaldes ordinarios
y los mayordomos de las hermandades que existían en esa fecha en Grazalema.
Cabildo de la Iglesia Parroquial de Grazalema:Dr. D. Gregorio Mateos y D. Antonio Naranjo, Beneficiados y curas ecónomos. Ldo. Dr. Tomás Pérez, D. Bartolomé Díaz, D. Juan Carrasco, D. Alonso Melitón Vázquez, D. Antonio Ruiz y D. Antonio Cazaya, Mayordomos de las Hermandades de las Ánimas, Santísimo, Rosario, Soledad, Aurora, Veracruz y Ángeles.
Según el
acta del cabildo hacía poco más de
cincuenta años, que la fe y piedad de
sus mayores, costearon y erigieron a sus expensas en Iglesia Parroquial con la
advocación de Nuestra Señora de la Encarnación. En ese momento su techo,
los retablos, el vestuario y los vasos sagrados estaban convertidos en cenizas, por lo que era urgentísimo, al menos, arreglar
su techumbre para que el templo sirviera de nuevo para las funciones sagradas,
ya que hasta ahora se estaban realizando en la hermita [sic] de la Aurora en
la que apenas cabía la décima parte de
las almas.
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Iglesia de La Encarnación. Foto: Jesús Román |
Según los
miembros del cabildo no se podía esperar que la restauración se hiciera por la
devoción de sus fieles porque notaban menos
piedad y devoción y esto retrasaría mucho la obra. Además, tampoco
esperaban que los fabricantes ayudaran en la reconstrucción debido a las pérdidas
que habían tenido por los saqueos e incendios. Por tanto, decidieron que serían
las Hermandades grazalemeñas las que con sus propios fondos llevarían a cabo la
restauración para que no se arruinara su
suntuosa fábrica valorada en cuarenta
mil pesos. Para ello las Hermandades pondrían sus fondos en uno común así
como el valor de la plata que todavía poseían y que habían logrado salvaguardar
de la rapiña napoleónica. Los fondos provenían de las fincas, censos, limosnas,
etc. que estas Hermandades poseían.
El cabildo
nombró una comisión y diputados así como un tesorero de esos fondos comunes que
recayó en Alonso Melitón Vázquez. Este guardaría una de las llaves del arca de
tres llaves que serviría para custodiar lo recaudado; las otras dos llaves
quedarían a cargo de dos diputados que se turnarían cada 3 meses.
Comisión y diputados nombrados por el Cabildo de la Iglesia Parroquial de Grazalema: Dr. D. Gregorio Mateos y D. Antonio Naranjo (Beneficiados y curas ecónomos)D. Diego Atienza Mariscal y D. Roque de Pomar (Alcaldes ordinarios),D. Alonso Chacón de Lerena; D. Bartolomé Díaz Álvarez; D. Francisco Benítez; D. Francisco Benítez Romero (Presbítero); D. Antonio Dianez; Juan de Dios Bautista Chacón; D. Vicente Naranjo; D. Jose Barea Borrego; D. Jose de Piña; D. José Santiago Lovato; D. Juan Santiago Barea; D. Antonio Jiménez del Canto; D. Lucas Franco; D. Cristóbal Gómez; D. Francisco de Soto y D. Andrés Cano.
El acuerdo
del cabildo para restaurar la iglesia de la Encarnación necesitaba la
aprobación del Consejo de Regencia, el cual, en nombre de Fernando VII, aprobó,
el 18 de septiembre de 1810, el acuerdo adoptado de restaurar la techumbre y
recomendó que las obras fuesen dirigidas por un arquitecto de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando.
5.
Nuevos enfrentamientos. Encuentro con las tropas enemigas en Campobuche.
Grazalema
tuvo que soportar la presencia de tropas francesas durante todo el año de 1810.
Así, en la tarde del 10 de junio de 1810 los habitantes de Grazalema
presenciaron la entrada en sus calles de una fuerza francesa compuesta por 500 soldados que ocuparon la villa camino a
Ubrique. Las tropas galas salieron aquella noche y se encaminaron
por el Puerto del Boyar y del Dornajo para tomar la Manga de Villaluenga
y situarse en el Benafí alto, junto a Ubrique, donde sostuvieron batalla
con las fuerzas españolas que lograron rechazarlos una vez que los
franceses habían entrado en Ubrique.
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Serrano Valdenebro |
Las fuerzas napoleónicas se retiraron hacia
la Manga de Villaluenga siendo perseguidas por las del sargento mayor Antonio
Avilés, compuestas por 200 hombres. Al anochecer, los franceses se retiraron
hacia Benaocaz y de aquí fueron a apostarse al Dornajo, marchando al amanecer
a Grazalema donde llegaron a las 10 de la mañana del día 12. De nuevo las
tropas de Avilés persiguieron a las tropas extranjeras, logrando desalojar de
Grazalema a los franceses y haciéndoles retornar a Ronda dejando, según
Serrano Valdenebro, 40 muertos entre ellos dos oficiales(31).
El
día 29 de diciembre de 1810 las partidas serranas tuvieron un encuentro con las
tropas francesas en Campobuche, entre Grazalema y Villaluenga del Rosario. Las
tropas de la Sierra fueron puestas en aviso de que los enemigos se encontraban
en dicho paraje. Así, parte del Regimiento del Provincial de Ronda, al mando de
Juan Machado, que se hallaba destacado en Benaocaz salió para atacar a los
enemigos, dejando para cubrir la retirada en la Manga de Villalengua al
ayudante Francisco Roldán y al teniente Antonio Fustis con una guerrilla. El
resto de la tropa, compuesta por 12 guerrilleros, continuó el camino hacia
Campobuche. Antes de llegar se les unieron los patriotas de Villaluenga y la
partida de Pedro Pérez. A la altura de Villauenga fueron atacados por las
fuerzas francesas. En ayuda de las fuerzas españolas acudió por la izquierda el
teniente de la Reyna Macías Ballesteros con una guerrilla de 40 hombres, con
dos sargentos y dos cabos, provenientes de Ubrique, realizándole al enemigo una
descubierta merced a la cual le sustrajeron ganado yeguar y vacuno que tenía en
su poder. Continuaron persiguiendo a las tropas francesas hasta las cumbres de
Grazalema, aumentando las fuerzas españolas con la incorporación del capitán
Fernando Álvarez, con alguna caballería de Patriotas, otras fuerzas del
Regimiento de la Reyna al mando del teniente Silvestre Palacios(32),
la partida de Patriotas de Ubrique y desmontados del Escuadrón Franco de ella,
formando cuatro pequeños grupos con los que atacaron a los enemigos. Éstos se
reforzaron con una columna proveniente de Grazalema, dejando en esa villa algo
más de 300 hombres para defenderla de un posible ataque de las fuerzas
españolas. La columna francesa, cuyo número de hombres triplicaba a los que
disponían las fuerzas españolas, realizó un vivo fuego con mortero y pedrero
por espacio de más de una hora. Ante esta tesitura, las fuerzas españolas
tuvieron que replegarse hacia Villaluenga.
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Regimiento Español
de la Reina |
El enfrentamiento se saldó con
cuatro soldados del regimiento de la Reyna heridos, uno de ellos de gravedad, y con un oficial muerto y varios soldados
heridos por parte francesa. En este enfrentamiento se destacó por su
valor el joven de 16 años Juan Fidel Guerrero, cadete del Escuadrón Franco de
Ubrique(33).
6.
Problemas con las autoridades locales de Grazalema.
Desde
el primer momento del levantamiento de la Serranía hubo partes de la población
dispuestas a colaborar con el enemigo, como en Zahara donde se estableció un
gobierno afrancesado. Hemos de suponer que las autoridades de Grazalema ante el
perjuicio económico que podría provocar un ataque o sitio a la villa, cuya
economía principal se basaba en las manufacturas textiles, y tomando como
ejemplo la vecina Ronda, donde las fuerzas francesas entraron sin resistencia,
decidieron que la colaboración con las fuerzas ocupantes debía ser el camino a
seguir para asegurar la subsistencia local. Aun así, la mayor parte de la
población estaba dispuesta a levantarse contra las tropas invasoras, como así
lo hicieron.
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Uniforme de los Regimientos Provinciales |
González Peinado exponía que había autoridades que
trataban de oponerse a la voluntad
decidida y deseo general del pueblo, oponiéndose a su armamento,
abultando los riesgos a que se exponía de verificarlos, y
tratando de destruir por este
y otros medios semejante el entusiasmo que se manifestaba, dirigido por el
más exaltado patriotismo. Entre estas
autoridades enumera González Peinado a las de las villas de Grazalema, Gaucín y
Cortes:
(…) en las quales,
aunque en todo su benemérito vecindario y mucha
parte de su ayuntamiento se abrigaban los mismos sentimientos y
deseos que en los demás
pueblos, no faltaron entre sus vecinos algunos que seducidos, o
mal guiados, trataron de imponerse a mis propuestas y al espíritu
del pueblo todo,
vituperando la conducta del gobierno, insultando mi persona y comisión
hasta el extremo de comprometer la autoridad y la tranquilidad
pública por un
movimiento popular, que pudo sofocarse en su origen, gracias al buen
zelo [sic] y
esfuerzos de algunos vecinos y a los buenos deseos de los demás.
Por
ello tuvo que ser determinante y emitió un bando el 17 de febrero de 1810 desde
Benarrabá en el que advertía:
Hasta aquí he obrado con los términos que
exigen la política y la prudencia, y aun me atrevo a decir que también de mi
bondad, las circunstancias han variado, los pueblos han tomado el justo partido
que debían tomar, quieren defenderse, y esta heroica virtud debo sostenerla, y
la sostendré hasta el último suspiro: se acabo el egoísmo señores justicias, la
patria es primero de todo y si vms. no me suministran y prestan quantos
auxilios necesite obraré militarmente, qualquiera voz insidiosa que se propague
indagaré de donde ha salido y recibirá el castigo que merezca, todos somos en
el día militares, y el que se separe de este justo modo de pensar no merece el
nombre de Español(34).
La
conducta de las autoridades políticas grazalemeñas creó una serie de problemas
durante el tiempo en que Grazalema permaneció bajo la influencia de las fuerzas
de Ortiz de Zárate. Como hemos señalado anteriormente, el 11 de marzo entró Ortiz
de Zárate en Grazalema y a su llegada intervino en las diferencias que había
entre las autoridades grazalemeñas y el pueblo destituyendo a aquéllas y
procediendo a elegir nuevos mandatarios. Las
máximas autoridades de Grazalema en aquella época eran el alcalde Diego Atienza
Mariscal, su compañero Roque de Pomar y el escribano del Ayuntamiento, José Gil
Atienza, que era primo de Diego Atienza, a los que Ortiz de Zárate acusaba de
traidores y de haberse quedado con ganado comprado con dinero de la nación.
Según Zárate, tras deponer a las autoridades grazalemeñas éstas solicitaron el
auxilio de las autoridades francesas para que fueran restablecidos en sus
puestos, cosa que hicieron tras atacar Grazalema aprovechando las rivalidades
existentes entre éste y González Peinado y Valdenbebro(35).
Igualmente indicó que a las Justicias de Grazalema se le hizo entrega de
grandes cantidades de dinero, víveres, ganado y telas:
A la villa de Grazalema se le dio 5 mil
reales que se hallaron allí en la Administración de Tabacos pertenecientes a
los enemigos, 15 mil reales y 100 varas de paño que igualmente tenían en Zara [sic]
para la milicia cívica, 12 ó 15 mil reales de los fondos de
Villaluenga, 500 arrobas de aceyte, 500 puercos, 2 mil cabezas de ganado
vacuno, 73 Potros, 34 Mulos, carneros, machos y cabras, 6 mil varas de paño
fino de varios colores que allí igualmente se hallaron, innumerables cargas de
vino, aguardiente, trigo, harina, cebada y otros efectos. Todo esto quedó
entregado en poder de la Junta que tenía el pueblo establecida, sin que el
representante hubiese tenido en sí ni aun visto ninguno de dichos renglones,
pues que los mismos comandantes que los aprendían los entregaban inmediatamente
á las citadas Justicias, de quienes recogían los competentes resguardos. Además
de lo dicho, se entregó al Tesorero D. Francisco Oliva, de la misma villa de
Grazalema 60.038 rs., los 12 mil de los fondos públicos de Benaocaz (…)(36).
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Uniformidad de un Regimiento imperial de Voltiguers |
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Diego
Atienza permaneció en su cargo hasta mayo de 1812. Durante este tiempo colaboró
con las tropas francesas. A finales de marzo de 1811 las autoridades
grazalemeñas enviaron al gobernador de Ronda tres delegados para solicitarle
que defendiera a la localidad grazalemeña de la llegada de los hombres que
componían las guerrillas españolas, ya que según las autoridades estas partidas
robaban y exigían exacciones. Estos delegados grazalemeños manifestaron ante el
gobernador de Ronda su fidelidad y adhesión a José I(37).
En
abril de 1812 las autoridades militares francesas solicitaron a las autoridades
grazalemeñas que le abastecieran de víveres aprovechando que el general
Francisco Ballesteros(38) había salido hacia Sevilla. Diego Atienza
envió a Gibraltar a un grupo de contrabandistas para aprovisionarse de los
víveres solicitados por las autoridades francesas. Cargaron más de 2.000
arrobas de arroz y otras 2.000 de bacalao, las transportaron hasta Grazalema y
posteriormente las pasaron a Zahara, que estaba bajo control francés y de donde
al atardecer del 9 de abril fueron recogidas por un destacamento francés
compuesto por más de 300 soldados provenientes de Ronda.
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Colores Regimentales del 43 de linea Francés presente
en el asalto y saqueo de Grazalema |
Tras
la marcha de los franceses a finales agosto de 1812 Grazalema quedó devastada.
Como hemos visto, su caserío quedó destruido, hubo que reconstruir la iglesia
de la Encarnación, la economía estaba agotada por las continuas exacciones tanto de las tropas españolas como de las francesas y la producción de
artículos manufactureros, motor de la economía grazalemeña, perjudicada por los
más de dos años de guerra. A esto habría que sumar el problema del comercio
interior y la independencia de los territorios en Hispanoamérica. Aun así,
Grazalema se repuso de las heridas causadas y continuó siendo hasta finales del
siglo XIX la localidad más importante de la Serranía de Villaluenga.
NOTAS
*
Texto basado en el artículo publicado
en: VV.AA: Estudios sobre la Guerra de la Independencia Española en
la Sierra de Cádiz. Consejería de Gobernación y Justicia de la Junta de
Andalucía. Dirección General de Administración Local, 2012, págs. 269-282.
** Licenciado
en Historia. Miembro de la Asociación Papeles de
Historia.
(1) Los dispersos eran soldados y oficiales
escindidos de sus regimientos, bien por haber sido derrotados o bien por haber
huido o desertado de los mismos. Según Rafael Vidal Delgado los
soldados eran en su mayoría voluntarios que durante los periodos de
guerra se alistaban por obligación patriótica aunque
siempre con ánimo de desertar.
Vidal Delgado, Rafael: Jimena
y el Campo de Gibraltar en la Guerra de la Independencia.
Texto de la conferencia impartida el día 26 de marzo de 2004 en Jimena
de la Frontera, pág. 6.
(2) OLMEDO CHECA, Manuel: Documentos
para la historia de la Guerra de la Independencia en la Serranía de Ronda.
Málaga, Real Academia de las Bellas Artes de San Telmo, 2007, pág.
XXV.
(3)
ROMERO ROMERO, Fernando: Guerra
de la Independencia: Villamartín, 1808-1813.
Villamartín, Ayuntamiento de Villamartín, 1999, pág. 58.
(4)
OLMEDO CHECA, Manuel: Documentos...,
op. cit., págs. XXXIII-XXXIV.
(5)
LOBO MANZANO, Luis y VILLA
GARCÍA, Juan: “Grazalema según las Respuestas
Generales del Catastro de Ensenada, Anexo I”, en Grazalema
1752, según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada.
Colección Alcabala del Viento. Centro de Gestión Catastral y Cooperación
Tributaria-Ed. Tabapress, 1996, pág. 48. SERRÁN PAGÁN, Ginés: Cultura e
Historia de Grazalema. Replanteamiento de la antropología de un
pueblo andaluz. Málaga, CECA, 1984, págs. 29-42.
(6)
PINILLOS ORTIZ DE LANDALUCE, Fernando: Historia
de Grazalema. Madrid, Graficas Sebastián, 1987, pág.
64.
(7)
OLMEDO CHECA, Manuel: Documentos...,
op. cit., pág. XXXVIII.
(8)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: Presentación
que Don Andrés Ortiz de Zárate, conocido por el Pastor en la Serranía de Ronda,
hace al Soberano Congreso Nacional reunidos en Cortes Extraordinarias, con
motivo de la causa que se le fulmino, y ha sido sustanciada, y determinada en
su favor por la Real Audiencia Territorial residente en esta plaza. Cádiz,
Imprenta de la Viuda de Comes, 1811, págs. 1-12.
(9)
DE TORRES Y TORRES, Juan Bautista:
Canción Histórica. Primer ensayo Poético de las heroicas acciones
hechas por los Valientes habitantes de la Serranía de Fernando Séptimo (alias
de Ronda) (…). Cádiz, Imprenta de la Junta Superior
de Gobierno, 1811, pág. 8 y Vidal Delgado,
Rafael: Jimena y el Campo de Gibraltar…, op. cit.,
pág. 9. Vidal Delgado expone que esta
acción se produjo un día antes, el 14 de febrero.
(10)
Gazeta de Madrid del día 11 de
marzo de 1810 (Nº 70).
(11) MIOT DE MÈLITO, Comte: Mémoires
du Comte Miot de Melito. Volumen III. París,
Michel Lèvy Fréres, 1858, págs.
114- 115. Agradezco a Mercedes Gómez Angulo su ayuda a la hora de
traducir este texto.
(12)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: Presentación...,
op. cit., pág. 15.
(13) ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: La
más justa vindicación que presenta a sus compatriotas don Andrés Ortiz de
Zárate, conocido por el pastor en la Serranía de Ronda (...) con motivo de los
atroces delitos que le atribuye (...) D. Francisco González Peynado (...): con
otras cosas que ilustran al público. Algeciras,
[s.n.], 1812 (por Juan Bautista Contillò y Conti),
Documento nº 1, págs. 12-15.
(14)
Militar de carrera nacido en Arjona (Jaén) en 1776. Destacó heroicamente en el
segundo sitio a Zaragoza donde obtuvo el grado de coronel. Participó en la
defensa de la Serranía de Ronda primero dirigiendo varias partidas para
posteriormente ser la mano derecha del jefe de Escuadra Serrano Valdenebro. El
21 de septiembre de 1810 fue elegido Diputado suplente a Cortes por Jaén. MARTÍN
DE MOLINA, Salvador: “González Peinado, Diputado
por Jaén, y la Guerra de la Independencia. ELUCIDARIO
Nº1, Seminario bio-bibliográfico Manuel Caballero Venzalá,
Marzo 2006, págs. 86-112.
(15)
José Serrano Valdenebro de ascendencia grazalemeña ya que su padre, José
Serrano Arjona, era natural de esta Villa. Éste se casó con Francisca
Valdenebro Ruiz natural de Cortes de la Frontera, naciendo José Serrano
Valdenebro en ésta última población el 5 de noviembre de 1743. Militar de
carrera llegó al grado de jefe de Escuadra -Vicealmirante-. Tras la invasión
francesa de la Serranía Rondeña fue nombrado comandante en jefe de las partidas
y guerrillas hasta que fue relegado y enviado en julio de 1811 al Ferrol y más
tarde a Cartagena. Falleció en esta última ciudad el 6 de marzo de 1814. VIDAL
DELGADO, Rafael: Jimena y
el Campo de Gibraltar…, op. cit., págs. 75-77.
(16) ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: Presentación...,
op. cit., págs. 15-18.
(17)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: La
más justa vindicación..., op. cit., págs. 30-31.
(18) AYMES, Jean-René y BITTOUN-DEBRUYNE,
Nathalie (eds.): Memorias sobre la guerra de
los franceses en España de Albert- Jean-Michel de Rocca.
Silex-Servicio de Producciones de la Universidad de Cádiz, 2011, pág. 141. El
autor Albert-Jean- Michel de Rocca
dice respecto a Grazalema: El pequeño pueblo de
Grazalema era el cuartel general de los montañeses. El mariscal Soult mandó que
una columna de la guardia móvil de tres mil hombres marchara contra él. Los
contrabandistas se defendieron de casa en casa y sólo abandonaron el lugar
cuando se quedaron sin munición. Escaparon entonces hacia la montaña, tras
haber provocado considerables bajas entre nuestros soldados, y ocuparon otra
vez la aldea en cuanto se fue la columna móvil.
(19) En su huida a Ronda estas tropas
sufrieron una emboscada en el Peñón de Mures en Montejaque donde las partidas
españolas recuperaron parte del botín robado en
Grazalema y le causaron numerosas bajas. Así lo recoge el Manifiesto
de la Villa de Cortes: Al paso
de una división [francesa] por
el Puerto y Sierra de Mures, orgullosa con las ruinas que acababan
de executar en Grazalema (…) cargada de
un rico y opulento botín, de multitud de acémilas y bagages, con un
considerable número
de vecinos prisioneros pasaba por aquellas estrechuras con el ostentoso aparato
de un ataúd en que iba el cadáver
de un oficial de los que habían muerto en el furioso ataque de este Pueblo. GARCÉS
BAREA, Francisco: Manifiesto
de las acciones de Guerra y señalados
servicios que ha hecho la Villa de Cortes en la gloriosa defensa que han sostenido
los pueblos de la Serranía de Ronda
contra la invasión del tirano Napoleón. Cádiz, Oficinas
de Don Nicolás Gómez de Requena, 1813, pág. 17.
(20)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: Presentación..., op. cit.,
págs. 18-22. No hay referencias del nombre del posible general muerto en
combate en Grazalema, pero si conocemos que fueron heridos varios oficiales: el
teniente Martin (6 de abril) y el subteniente Corbet (8 de abril), del 43º de
infantería de línea, MARTINIEN, Aristide: Tableaux
par corps et par batailles des officiers
tués et blessés pendant les guerres de l´empire (1805-1815).
París, Éditeur Militaire, Henri Charles-Lavauzelle, 1899, pág. 216. Igualmente
en esta tabla aparecen como heridos en Grazalema de este mismo regimiento el
jefe de Batallón -Comandante- Chatelain el 24 de abril de 1810 y el subteniente
Emery el día 21 de mayo de 1810.
(21)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: La
más justa vindicación..., op. cit., pág. 30.
González Peinado dice que estaba defendida por 70 hombres. GONZÁLEZ
PEINADO, Francisco: Manifiesto
que hace a la Nación el brigadier D. Francisco González
Peinado, Benemérito de la patria en grado heroico y eminente (…).
Cádiz, Imprenta de D. Vicente Lema, 1811, pág. 85.
(22)
Gazeta de Madrid del día 24 de
abril de 1810 (Nº 114).
(23) El 2 de mayo los franceses habían
atacado Algodonales causando enormes pérdidas humanas y materiales. La Gazeta
de Madrid, nº 145 del 25 de mayo de 1810 recogió un
escrito del mariscal Soult, fechado el 7 de mayo en Sevilla, en el que se
relataban los sucesos acaecidos en Algodonales y Grazalema. De
esta última decía: Este terrible exemplo [Algodonales],
que debería desengañar los demás pueblos de la serranía, principalmente a
Grazalema, que había experimentado anteriormente el castigo, sirvió de poco,
pues una fuerte partida de vecinos de Grazalema aun todavía quiso tentar la
suerte de los combates; pero quedaron destruidos. Más
adelante el texto dado por el mariscal Soult advertía: ¡Oxalá
que el exemplo de las villas de Algodonales y Grazalema sirvan siquiera de lección
á los demás pueblos vecinos!. Esta
advertencia no sirvió de nada y los pueblos de la Serranía de
Villaluenga continuaron enfrentándose a los franceses: el 15
de mayo fue atacada y saqueada Villaluenga, y el 16 hicieron lo
mismo con El Bosque y Ubrique.
(24)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: La
más justa vindicación..., op. cit., pág. 60. También
había en Las Huertas de Benamahoma una partida guerrillera al mando de Calvillo
compuesta por 36 hombres y en el Puerto del Boyar otra al mando de Rafael
Sánchez con 52 hombres.
(25)
AYMES, Jean-René y BITTOUN-DEBRUYNE, Nathalie: Memorias
sobre la guerra…, op. cit., págs. 141-142. No es
cierto todo el relato de Rocca ya que Grazalema tuvo que capitular y sufrió
numerosas bajas. Los nombres de las personas que murieron en la defensa de
Grazalema se encontraban en el Libro 11
de defunciones del Archivo Parroquial de Grazalema donde existía una
certificación del día 3 de mayo de 1810 donde se recogían los nombres de los
defensores que murieron en ella. ROMERO DE TORRES, Enrique: Catalogo
monumental de España. Provincia de Cádiz (1908-1909).Tomo I.
Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes, 1934, pág. 400. Por otra
parte entre los oficiales franceses hubo tres bajas del 40º regimiento de
infantería de línea, dos heridos, el capitán Lerouge y el teniente Prudent, y
un muerto el teniente O´Farell. MARTINIEN, Aristide: Tableaux
par corps…, op. cit., pág.
211.
(26)
GONZÁLEZ PEINADO, Francisco: Manifiesto...,
op. cit., págs. 84-85.
(27) SERRANO VALDENEBRO, José: Manifiesto
de los servicios hechos a la patria por el Gefe de Escuadra don José Valdenebro
desde el movimiento de la nación a la justa defensa contra la invasión que nos
tiraniza, hasta su remoción del mando de la Sierra Meridional acordada por la
Regencia en 2 de julio de 1811. Algeciras, Juan Bautista Contillò y Conti, 1811,
pág. 19.
(28)
GONZÁLEZ PEINADO, Francisco: Manifiesto...,
op. cit., págs. 84-85.
(29)
ORTIZ DE ZÁRATE, Andrés: La más justa
vindicación..., op. cit., págs. 56-62.
(30) AHN, CONSEJOS, 12005, EXP. 69.
(31) SERRANO VALDENEBRO, José: Manifiesto de
los servicios…, op. cit., págs. 26-28.
(32)
Silvestre Palacios en el parte dado a sus superiores indica: Habiendo
salido de Partidas de Guerrilla del Puerto de la Manga de Villaluenga, me
dirigí acia [sic] Grazalema
por el pueblo de Benaocaz, y vine a caer sobre las viñas de Grazalema, en donde
me encontré [a] los enemigos tiroteándoles con otra partida de mi Regimiento de
mi Reyna, y de otra del escuadrón de Ubrique y patriotas. Archivo
Histórico Nacional (Abreviado AHN), Deposito de Guerra (Abreviado:
DG), Diversos-Colecciones,
94. N 56.
(33) AHN, DG, Diversos-Colecciones,
94. N.57.
(34) González
Peinado, Francisco: Manifiesto...,
op. cit., págs. 29-31.
(35)
Ortiz de Zárate, Andrés: La más justa vindicación...,
op. cit., Documento nº 1, págs. 12-13.
(36) Ortiz de
Zárate, Andrés: Presentación...,
op. cit., págs. 35-36.
(37)
AHN, DG, Diversos-Colecciones,
134, N 58.
(38)
Había sustituido a Serrano Valdenebro en el cargo. Fue nombrado a mediados de
junio de 1811 comandante general del Campo de Gibraltar. A partir de enero de
1812 asumió la capitanía general de los Cuatro Reinos de Andalucía.